Terapias frío/calor

16 Feb, 2019

Las terapias alternativas para el tratamiento del dolor siempre son una excelente alternativa a la farmacología que, si la usas adecuadamente puede ser igual de eficaz y sin efectos secundarios.  En este artículo os enseñaré de una forma muy sencilla en qué consisten estas terapias y cómo utilizarlas de forma adecuada según el problema que surja.

Antes de empezar me gustaría destacar que todo lo descrito serán pautas generales que convendrán consultarse previamente con un especialista, ya sea fisioterapeuta, ginecólogo u oftalmólogo no sólo de cara a la seguridad sino también a la eficacia del tratamiento ya que serán los profesionales los que nos aportarán pautas específicas (muchas veces combinadas con otras terapias) que nos ayuden a abordar el problema de una forma más eficiente.

Terapia de calor…¡el mejor relajante!

Las terapias de calor tienen un fundamento sencillo y es que a partir de la transmisión de calor podemos conseguir dos cosas: relajación muscular y una mejora en la irrigación sanguínea que permite el adecuado intercambio de nutrientes y residuos entre el músculo y la sangre. Esta irrigación sanguínea se consigue gracias a una vasodilatación periférica que trae consigo una disminución de la presión arterial.

Esto puede resultar de gran utilidad para el tratamiento de:

  • Contracturas musculares. Tened en cuenta que una contractura se produce porque uno o varios grupos musculares se contraen de forma involuntaria durante unos instantes o de forma sostenida en el tiempo. Esto genera un aumento de la tensión en la zona y genera dolor por la liberación de mediadores implicados en mediar señales de dolor e inflamación, las prostaglandinas. Al aplicar calor conseguimos reducir la tensión al generar la relajación de los músculos y como consecuencia, el dolor desaparece.

¿Cómo aplicarlo? Protegido por un elemento barrera que evite el contacto directo de la fuente de calor con la piel, se coloca en la zona afectada durante 5-30 minutos cada dos horas según el nivel de dolor hasta resolver la contractura.

  • Dismenorrea o dolor menstrual. No es de extrañar que como parte del síndrome premenstrual, durante los días previos o durante los primeros días de sangrado muchas mujeres experimenten dolores continuados.

Esto es debido a que durante el síndrome premenstrual se está produciendo un desprendimiento del endometrio (capa más externa del útero) y esto genera señales que elevan los niveles de prostaglandinas.Además, tened en cuenta que estos residuos endometriales se tienen que expulsar del tracto genital, por lo que la musculatura del útero (el miometrio) se contraerá para facilitar la salida del flujo sanguíneo. Por este motivo las terapias de calor son muy útiles para el tratamiento de este tipo de dolor ya que facilitan una relajación del miometrio, que muchas veces son tan elevadas que generan un dolor que invalida a la mujer.

¿Cómo aplicarlo? Protegido por un elemento barrera que evite el contacto directo de la fuente de calor con la piel, se coloca en la zona afectada durante 5-30 minutos cada dos horas según el nivel de dolor hasta que este cese.

  • Sequedad ocular. La sequedad ocular es una patología que afecta a más de un 30% de la población y aunque las personas mayores son las más afectadas, debido a problemas asociados a la contaminación y exposición a alérgenos, se pueden producir episodios agudos de ojo seco. Existe mucha literatura que defiende la eficacia de las terapias de calor en la zona de los ojos para el tratamiento del ojo seco evaporativo. Esta tipología de ojo seco se produce como consecuencia de una evaporación rápida de las lágrimas ya que estas no tienen una calidad suficiente y suele estar asociado con una disfunción en las glándulas productoras de las mismas, las glándulas del Meibomio. Las terapias de calor facilitan una mayor irrigación ocular además de una mejora en la función de las glándulas del Meibomio. ¿Cómo aplicarlo? Protegido por un elemento barrera que evite el contacto directo de la fuente de calor con la piel, se coloca sobre la superficie de los párpados (con los ojos cerrados) y se deja actuar 3-10 minutos según prescripción médica y repetir de 2-4 veces al día.

Como con todo en esta vida, el uso de estas terapias tiene una serie de contraindicaciones que tendremos que considerar antes de dar uso a las mismas como pueden ser:

  • La presencia de quemaduras, heridas abiertas u otro de lesiones que dejen la epidermis expuesta.
  • Pacientes con problemas de tensión arterial, tanto alta como baja deberá consultar con su médico de cabecera ya que hemos visto que las terapias de calor pueden reducir la presión arterial.
  • Pacientes sometidos a terapias con anticoagulantes.
  • Cuadros inflamatorios, en este caso debemos valorar el uso de la terapia de frío que en el siguiente capítulo comentaremos con más detenimiento.

Formatos que podemos encontrar:

  • Parches de calor. Por ejemplo en España son muy famosos los parches Thermacare.
  • Geles frío-calor. Los hay de cientos de formatos y para aplicar calor generalmente requieren su calentamiento por unos segundos en el microondas (consultar en cada producto).
  • Mantas eléctricas. Para su funcionamiento requieren su conexión a una toma de corriente y suelen presentar varios niveles de intensidad de calor.
  • Suelen tener componentes naturales que al entrar en contacto con la piel y tras su aplicación mediante masaje, consiguen emitir calor en diferente medida atendiendo a su composición.

Podemos concluir que las terapias de calor son una alternativa excelente a terapias farmacológicas para el tratamiento de dolores musculares, dismenorrea y el ojo seco ya que reducen con gran rapidez y eficacia los síntomas asociados a este tipo de problemas.

Las terapias frío-calor para el tratamiento del dolor siempre son una excelente alternativa frente a la farmacología que, ya que si la usas adecuadamente puede ser igual de eficaz y sin efectos secundarios.  En este artículo os enseñaré de una forma muy sencilla en qué consisten estas terapias y cómo utilizarlas de forma adecuada según el problema que surja.

Antes de empezar me gustaría destacar que todo lo descrito serán pautas generales que convendrán consultarse previamente con un especialista, ya sea fisioterapeuta, traumatólogo o neurólogo no sólo de cara a la seguridad sino también de cara a la eficacia del tratamiento ya que serán los profesionales los que nos aportarán pautas específicas (muchas veces combinadas con otras terapias) que nos ayuden a abordar el problema de una forma más eficiente.

Terapia de frío…¡Aprende a usarlas!

Las terapias de frío son el mejor aliado para el tratamiento en primera instancia de los golpes o traumatismos que cursan con inflamación local. Sigue el mecanismo contrario a las terapias de calor. Al producir una vasoconstricción localizada disminuye el flujo de sangre hacia la zona y con ello el transporte de mediadores inflamatorios que causan rubor, dolor e inflamación en la zona afectada. De este modo se consigue un aislamiento de la lesión así como alivio del dolor y la inflamación. De hecho, no será de extrañar utilizar el frío como terapia anestésica local, sin embargo, por este mismo motivo se deberá tener cuidado para evitar la aparición de quemaduras causadas por el frío. Por eso, siempre conviene colocar algún medio que permita el paso del frío pero que proteja la piel de posibles quemaduras.

¿En qué situaciones debemos dar uso de este tipo de terapias?

  • Golpes y traumatismos que cursen con inflamación. Aquí podemos encontrar golpes por caídas, esguinces o torceduras de tobillo…Mediante el mecanismo indicado anteriormente, reducirá el dolor y la inflamación, siendo un buen tratamiento de primera instancia. Por supuesto, para asegurar que este tipo de lesiones no han ocasionado daños mayores, siempre conviene visitar el centro de atención primaria o urgencias sanitarias para que puedan evaluar la gravedad de la lesión. ¿Cómo aplicarlo? 10 minutos sobre la piel, varias veces al día (3-4 veces). Es importante que no esté el frío directamente en contacto con la piel por posible riesgo de quemadura.
  • Tendinitis, tendiniosis o lesiones musculares. Aquí el frío constituye la terapia de elección que ayudará a tratar la lesión en primera instancia. En este tipo de molestias se recomienda también terapia compresiva, elevación de la zona afectada y reposo activo (realizar actividades y ejercicio que no involucre la zona afectada). Insisto que cada caso puede ser diferente y por ello la importancia de acudir a un especialista. Sin embargo el frío será una elección acertada mientras la piel no tenga zonas expuestas. ¿Cómo aplicarlo? 10 minutos sobre la piel, varias veces al día (3-4 veces). Es importante que no esté el frío directamente en contacto con la piel por posible riesgo de quemadura.
  • Recuperación muscular post entrenamiento. Aquí nos metemos en el mundo de la hidroterapia, siendo los baños de agua moderadamente fría (10-11 grados) beneficiosas para la recuperación aguda del entrenamiento. Esto se ha podido observar en diferentes metaanálisis con resultados concluyentes al respecto, reflejando mejoras significativas en aquellos grupos que habían sido sometidos a la terapia de frío. El mecanismo de acción no está definido pero existen varias citas que rechazan la teoría antiinflamatoria, siendo esta necesaria para una adecuada recuperación muscular. ¿Cómo aplicarlo? Baños o duchas de agua moderadamente fría durante 10 minutos 1 vez después de la sesión sería suficiente.
  • Dolores de cabeza y migrañas. Este temas es realmente complejo por lo que no voy a meterme demasiado. Simplemente me gustaría comentar que existen muchos tipos de dolores de cabeza y cada uno de ellos puede ser ocasionado por diferentes factores por lo que la respuesta al frío no será siempre positiva. No obstante, se ha visto que algunos dolores de cabeza localizados de origen vascular (producidos por vasodilatación cerebral) responden bien a las terapias de frío, con una disminución del dolor. ¿Cómo aplicarlo? 10-30 minutos sobre la cabeza con un elemento barrera para evitar posibles lesiones cutáneas por quemaduras.

Formatos que podemos encontrar:

  • Geles frío-calor. Los hay de cientos de formatos y para aplicar calor generalmente requieren su enfriamiento mediante su conservación 1-2 horas en el congelador. Dentro de estos productos podría valernos incluso la mítica bolsa de guisantes congelados envuelta en un paño de tela.
  • Cremas y unguentos. Suelen tener componentes naturales que al entrar en contacto con la piel y tras su aplicación mediante masaje, consiguen provocar sensación de frío.
  • Sticks de frío. Como migrastick que lleva componentes que aportan sensación de frío y permiten su uso localizado en las zonas afectadas. Estos se suelen usar para el tratamiento de los dolores de cabeza/migrañas.

Recomendaciones y advertencias:

  • Repito e insisto, no aplicar directamente sobre la piel para evitar quemaduras cutáneas. Con un método barrera conseguiremos los mismos efectos sin generar lesiones sobre la piel. Extremar precauciones en personas sensibles al frío, especialmente niños y personas mayores.
  • No aplicar en piel con lesiones abiertas, con infecciones, heridas o hemorragias.
  • No aplicar en personas con problemas circulatorios.
  • No aplicar durante muchos días seguidos ya que puede dificultar el proceso de cicatrización y recuperación.

Podemos concluir que la terapia de frío o crioterapia es una buena medida de urgencia que podemos utilizar en determinadas situaciones para aliviar el dolor y la inflamación.

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